La adaptación a cambios como el nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido o un divorcio puede ser un proceso difícil que se puede abordar con terapia. La comunicación abierta y la paciencia son esenciales cuando se producen cambios en el núcleo familiar.
Para afrontarlos de la mejor manera posible, lo mejor es acudir a un especialista en estos episodios, que ayudará a las personas implicadas a través de tratamientos adaptados a sus necesidades y preferencias específicas.
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